" (...) Ahórrate esfuerzos, toda la literatura del mundo está en primera persona, incluido el manual de la autoescuela. Amor mío, ¿para qué quieres un pronombre si ya tienes un nombre? La primera persona es estar vivo y los otros son siempre los muertos (sí, ya lo dijo Amenábar haciéndose aire con un número de Rufus). Cielo, sujétame la muleta que te voy a contar. Creo que sigo vivo, pero eso es lo de menos. ¿Has leído cosas de las Cruzadas? Pues yo vengo de antes. Vengo de cuando en los kioscos había libros de bolsillo y tebeos baratos. Vivía en un país que no era más grande que un parque con un chaval pinchándose en un banco. Es muy complicado ir todos los días al parque sin caerse del columpio. Es imposible que un héroe no encuentre a su heroína. Entonces todo el mundo era muy pobre, igual que ahora (por eso tú y yo nos queremos tanto). La gente era tan pobre que lo único que tenía era la primera persona. Cuando íbamos al colegio y la maestra nos daba la gramática nos decía: “los pronombres; bah, los pronombres, eso son cosas de ricos.(...) ”
Javier Pérez Andújar, La primera persona.
Esta y otras delicias en El Butano Popular
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