jueves, 21 de abril de 2016

Opositiva

Como el niño jugando
con desechos del hombre,
un harapo brillante,
papel coloreado o pedazo de vidrio,
a los que su imaginación da vida mágica,
y goza y canta y sueña
a lo largo de días que las horas no miden,
así con tus recuerdos.
No son como las cosas
de que cerciora el tacto,
que contemplan los ojos;
de cuerpo más aéreo
que un aroma, un sonido,
sólo tienen la forma prestada por tu mente,
existiendo invisibles para el mundo
aun cuando el mundo para ti lo integran.
Vivir contigo quieres
vida menos ajena que esta otra,
donde placer y pena
no sean accidentes encontrados,
sino faces del alma
sue refleja el destino
son la fidelidad trasmutadora
de la imagen brotando en aguas quietas.
Esperan tus recuerdos
el sosiego exterior de los sentidos
para llamarte o para ser llamados,
como esperan las cuerdas en vihuela
la mano de su dueño, la caricia
diestra, que evoca los sonidos
diáfanos, haciendo dulcemente
de su poder latente, temblor, canto.
Vuelto hacia ti prosigues
el divagar enamorado
de lo que fue tal como se debiera,
y así la vida pasas,
morador de entresueños,
por esas galerías
donde a la luz más bella hace la sombra
y donde a la memoria más pura hace el olvido.
Si morir fuera esto,
un recordar tranquilo de la vida,
un contemplar sereno de las cosas,
cuán dichosa la muerte,
rescatando el pasado
para soñarlo a solas cuando libre,
para pensarlo tal presente eterno,
como si un pensamiento valiese más que el mundo.
- Luis Cernuda

jueves, 3 de diciembre de 2015

4 contra 9

         Cuatro semanas no es nada y me pregunto cuánto tiempo va a estar despertándome el dolor de los recuerdos, “secuestrada por la absurda insolencia
 de que todo después de ti
 sigue existiendo” y seguirá existiendo más allá de las madrugadas, de los otros cuerpos, de las cervezas de más y los viajes.
          Repito como un mantra al arrullo de los travestis borrachos y los coches de policía que 9 años no es nada que a pesar de los pesares tendrás amigos tendrás amor. Aunque mi punki de 2º ESO me saque de la bruma cuando leo a Cortázar a primera hora, profe el amor es sólo placer y egoísmo, y yo respiro hondo las horas que son Iván qué profundo te has levantado, y alimento su masturbación de las noches que vienen con la sonrisa que me brota por no darle la razón.
       Supongo que ahora podré por fin empezar a escribirte, podré por fin empezar a inventarte ahora que la realidad ya no existe, ahora que repito como un mantra al arrullo de los travestis borrachos y los coches de policía ya no tengo miedo soy valiente nunca supe quererte la vida va de esto y vamos a echarle cojones, qué demonios.



miércoles, 21 de octubre de 2015

           
           Pregúntate por qué apagas la radio del coche, por qué vives en silencio. Acaso temes escucharte latir la vida, ahora que la piel duele de callar tanto calor. Quizás retumbe aún bajo los tubos de escape el susurro de las consonantes rasgadas al oído y alcances a oírte rebosar electricidad.
 Pregúntate por qué llegas a casa y no enciendes la luz. Temes que los faros de los coches prendan bajo tu ombligo, que la tele del vecino te ilumine las arrugas de los pómulos, que el último cigarro te proyecte la locura en los párpados como diapositivas de tu nueva vida en llamas. Los trazos en portaminas, la oportuna gorra, los brazos cruzados, el labio mordido, los ojos ausentes buscando respuesta en la nada. Lo real bestial de nuestro ser sobre los muslos a tres días de distancia.
Pregúntate por qué tres dedos en la cintura es la medida del tiempo que tardarás en desplomarte. Pregúntate por qué tiemblas y escribes sobre temblar. 
Pregúntatelo.
De qué tienes miedo.





sábado, 17 de octubre de 2015

Si no se tiembla


Tus ojos ya eran tan inmensos y tu mente y tus palabras tan hipnóticas mucho antes de tantas cervezas y mis mensajes ridículos de los excesos.
Te regalé ya antes de la tormenta un par de tardes y cientos de cambios de clase; me dediqué a buscar razones por las que no suicidarme en esos ojos tan hipnóticos y en lo inmenso de tu mente y tus palabras. Motivos por los que no prenderse con la lumbre de una rutina rebosante de vocación y oculta sabiduría; de un corazón quizás impermeable, de un instinto con apagado automático ante la voluntad preestablecida. No hallé más que la sombra de la soledad y el miedo. Pero tus ojos eran tan inmensamente hipnóticos y 
tu mente y 
tus palabras.
Entonces recordé que "este pedazo de tiempo no significa nada si no se tiembla", y me dio por armar una nube que no tardó en preñarse de lluvia y no me importó calarme de ti hasta los huesos.
Ya debes saber que hablo demasiado para ser un animal tan subterráneo, que me visto de palabras contra el miedo. Sé de ti más de lo que debería y menos de lo que permite ese halo de oportuno misterio que parece evaporarse a dos centímetros de tus ojos. Sé también que cada vez que me sonríes te conviertes en la encarnación de mis desórdenes pendientes. Quisiera ser capaz de guardarte en silencio y simplemente pensar qué guapo estás, qué bien te queda la chupa y qué bien combina con tus ojeras de profe orgulloso.
Pero me ha tocado decidir que me quedo un rato a vivirte, que me queda papel para fumarme tu bendito cinismo si se nos agota el diluvio o las fuerzas para remar contracorriente. Me da rabia saber que sabes que me estoy pintando de valiente para atreverme a cantarte algún día un si tú me dices ven, un sé que esto puede acabar en catarsis pero ven a ordenarme si te atreves.




miércoles, 26 de agosto de 2015

        Cáceres o huir, esconderse bajo el sol doliente de mi verano 27 en Calzadilla, salida 88 de la EX-A1, sudando miedo y derrota y mensajes sin enviar en la carpeta de borradores. 
       Aquí la vida es simple, el gintonic a tres euros, el fracaso de otros. Bebemos hasta vomitar la edad del pavo, reímos hasta perdernos las estrellas, reímos hasta que un coro de perros callejeros se pone a ladrarle a la nada.
       Me derramo buscando al amor del asfalto la posibilidad de mi recuerdo al masturbarte, sabiéndote ignorante de que aún me tiemblas aunque ya no hace frío. El cielo abierto me eriza las astillas y me irrito cuando no me sale ser puta sin dejarme la razón a cada beso. Ardo de orgullo, follo de rabia, mi derrota no es tal y no me basta.
       Bajo el suelo templado parece aún arder el caciquismo y el hambre. Y aquí nosotras, triste detritus del éxodo rural con las bragas manchadas de alquitrán, maquillamos con grandes éxitos de las verbenas pasadas a las chicas felices y valientes que no somos, dejándonos ser parte de otro agosto al vacío, aquí, aquí tan lejos, donde habite el miedo a las cosas que quizás nunca existieron.


martes, 28 de abril de 2015


"Era, por lo demás, uno de esos que prefieren asistir a su propia vida y consideran improcedente cualquier aspiración a vivirla. (...) Son personas que contemplan su destino de la misma forma en que la mayoría acostumbra a contemplar un día de lluvia."

Alessandro Baricco, Seda