Te quiero porque me quieres, porque quiero que no dejes de quererme
aunque quiera que a veces me quieras sin querer. Porque eso es querer, querer sin querer. Y es bonito querer, joder.
Por eso, entre otras cosas, te debo las consecuencias de un tequila sobre mi ombligo.
miércoles, 25 de abril de 2012
lunes, 23 de abril de 2012
Él escondía su
nobleza detrás de un brillo de hachís en la mirada. Yo tenía buenas notas y
muchas ganas de encontrarme a algún canalla. Quizás por eso decidí jugar a las
películas, y cuando volvimos a vernos acabó calentándose los pies con el
pliegue de la goma de mi sábana bajera.
Con el tiempo, él
se dio cuenta de que yo escondía la lascivia de puta pequeñita detrás de mi
perfeccionismo, y yo de que, cuando se le pasó la fumada, la nobleza la tenía
tatuada en las córneas.
Entonces, las
agujas de mi reloj debieron jugársela todo a una.
Hoy amanezco, en
esta primavera postiza, con un sol que desafía al tratado de Kioto y le hipoteca
la sombra a antenas y chimeneas. Pero a ti no te importa que ya me huela el
aliento a café con leche, ni a mí que me hagas daño cuando me desenredas los
rizos del cuello.
Subo la
persiana. Hay girasoles sobre los tejados.
.
.
domingo, 22 de abril de 2012
Solaris
"Salimos al cosmos preparados para todo, es decir: para la soledad, la lucha, el martirio y la muerte. La modestia nos impide decirlo en voz alta, pero a veces pensamos, de nosotros mismos, que somos maravillosos. Entretanto, no queremos conquistar el cosmos, sólo pretendemos ensanchar las fronteras de la Tierra. Unos planetas habrán de ser desérticos, como el Sáhara; otros gélidos, igual que el polo; o bien tropicales, como la selva brasileña. Somos humanitarios y nobles. No aspiramos a conquistar otras razas, tan sólo deseamos transmitirles nuestros valores, y, a cambio, recibir su herencia. Nos consideramos caballeros del Santo Contacto. Esa es otra falsedad. No buscamos nada, salvo personas. No necesitamos otros mundos. Necesitamos espejos. No sabemos qué hacer con otros mundos. Con uno, ya nos atragantamos."
Stanislaw Lem, Solaris.
Una golosina de tinta y celulosa.
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