domingo, 8 de diciembre de 2013

Soneto a la puta lámpara del salón con la que, fruto más de la ebriedad que del despiste, nos vamos a abrir la crisma cualquier noche de sábado.

A Carlos y a Míguel.



Oh lámpara redonda que me dañas 

allá de donde vienen las ideas, 
esfera luminosa que rodeas

los átomos perfectos de estas almas; 



tú, óvalo eléctrico que arañas 

la droga con amor de las cabezas,

el funky sin locura de los petas,

el whisky que alimenta las migrañas; 



tú que mueres en las habitaciones, 

tú que vives en todas las botellas,

tú que iluminas nuestras juventudes, 



no dejes de rumiar desde tu altura

la cálida resaca que atesoras:
calla sólo cuando se mueran las cuerdas.





viernes, 6 de diciembre de 2013

N.O.L.A.


“...porque aquí abajo, en la ciudad del caos, 

somos siempre nuestro peor enemigo.”

Tremé, 1x07.


Ciudad en ruinas. Música hasta sacarte el corazón.

Realidad.

Maravilla.







domingo, 24 de noviembre de 2013

Ya no es sólo un rato



Para vivir no quiero
niños, chalés y coches.
Qué alegría tan baja
saberte aquí a mi lado,
sentirme a la deriva
guardándote en secreto.

Para vivir yo quiero
oscuridad, chupitos,
portales sucios, frío,
Madrid de madrugada.
Saciados de los otros,
hablar de mí sin ganas,
hablar de ti sin prisa.
Y respirar profundo
y vaciarte los ojos,
rasgarnos la memoria,
abrirnos las entrañas,
dolernos de la vida,
pudrirnos de futuro.

Para vivir yo quiero
de una vez por todas
saber
si tú, aquí y ahora,
es igual a mañana.





domingo, 3 de noviembre de 2013

Madrid. Domingo.



Amanezco. Vestida. Borracha. Un ovillo por fuera y por dentro. Se me irrita Madrid y de pronto estamos brindando con excusas para ponernos por fin las manos encima.
Tus dedazos casi absurdos al sujetar el tequila. Luces, voces cada vez más encendidas. Tus ojos pequeños disolviendo la realidad más que todo el jägermeister del mundo. Disfrazamos de palabras y sonrisas las ganas de hablarnos más bajo y más cerca. La vida alrededor desaparece y a los otros ya les rebosa la cabeza de arena.
Nos inundamos de momentos, de risotadas colectivas, de recuerdos, de estados de facebook para la mañana siguiente. Me miras sin disimulo desde el otro sofá, al filo de la jodida realidad, de la increíble evidencia del número que te persigue.
Amanezco y repaso el universo, leyendo en cada surco de la noche anterior que nosotros ya hemos sembrado un futuro suicida.



sábado, 14 de septiembre de 2013

Septiembre.


"(...)

                                      Es tarde.
Uno escribe su vida en un poema,
analiza el amor
y se acostumbra
a seguir como está, junto a tu cuerpo
que quizá me recuerde todavía
desnudo entre las sábanas,

o las noches de lluvia nos confirman
que la vida, posiblemente hermosa,
no siempre es un asunto disponible
y que a veces resulta incluso mucha,
temible como ahora,
mientras que tengo miedo de besarte al azar.

Lo sé. Hemos sido extranjeros
hablándonos por señas demasiado cercanas,
ansiosos en las calles
de una nueva ciudad,
esperando tal vez que nos fotografíen
delante de este amor y de sus cicatrices,
eso que confundimos con nuestros sentimientos
o acaso
-en noches de locura-
con una sensación de humedad en los ojos.

Pero en pocas palabras se resumen
casi todos los días,
sus sílabas contadas en mis versos
y la felicidad.
Tibiamente los años
nos descubren
que nada existe ya sin tu sudor y el mío,
que somos todavía demasiado solemnes
cuando nos sorprendemos
temblando de pasión,
llenos de instinto mal disimulado.

Por eso, mientras llueve,
agradezco tu cuerpo entre las sábanas
y esta pasión desierta
de acariciar tus muslos,
más o menos extraños
y hermosos como un sueño
que acaba de llegar."




Luis García Montero, En los días de lluvia.





sábado, 22 de junio de 2013

Gracias


Antes de que nuestro momento se evapore del todo, quiero decirte que me has enseñado muchas cosas. Recordaré toda esta historia como se recuerda una buena cerveza: amarga, fría, y en deliciosa comunión con el calor. Porque es cierto también que hemos sudado mucho, que ambos tenemos las manos húmedas de tanto buscarle la ciencia a las letras.
            Quiero decirte que me has enseñado a codificar mis pecados con la elegante retórica de las putas de hoy, a desenvolverme con elocuencia en la semántica de una soberbia guarra posmoderna.
            He desarrollado un séptimo sentido para imaginar casa en el mar, niños y perro mientras tú me adelantabas por la derecha. He aprendido a leer tu pupila como una bola de cristal, en la que adiviné mientras follábamos la visión de nuestro último polvo. Pude intuir un adiós dulce, como son las cosas que sólo existen tras los graffitis de las ventanillas de tren.
No he aprendido aún a pasar página, pero sí a despegarme del papel, aunque me queme. Ahora sé saltar hacia el futuro como si me tirara a bomba en un charco de petróleo.
Como ves, he aprendido muchas cosas, muchas más de las que tú me has enseñado. Por todas ellas, y por las que ya no están por venir, de corazón,
muchísimas gracias.



domingo, 7 de abril de 2013

Follar con amor


"Hasta para un partidario convencido, como yo, del sexo casual, del sexo por entretenimiento, del sexo por pasar el rato, del sexo como terapia antiestrés, del sexo por probar algo nuevo, del sexo por el sexo, del sexo por curiosidad, del sexo por aburrimiento, etcétera, está muy claro que no hay nada como el sexo con amor. No por amor, con amor.
Que te la chupen una rubia y una morena, o dos morenas (haciendo pausas para besarse apasionadamente, las benditas), o que te pongan un chocho en la cara mientras alguien, ¿quién será?, te la chupa, o ver correrse a La Giganta (de ese acontecimiento extraordinario les hablaré otro día), o pasearte por entre parejas que follan e ir metiéndole el pito en la boca a todas las mujeres a tu alcance. Qué duda cabe de que esas son experiencias supremas que recomiendo vivir a toda persona sensata antes de extinguirse.
Pero. Ninguna comparable a follar con amor. Follar amando a quien te follas. Hasta yo tengo que reconocer eso, sin titubear un segundo. Lo que no quiere decir que no sigamos deseando (y haciendo, cuando podemos) todo lo demás. Desear todo lo demás es lo más natural y lo más sano del mundo. Pero aquí hablo de gradaciones, y follar con alguien que amas está en lo más alto de la parte más meridiana del follar.
¿Por qué? Creo que es por un extra, por un algo que añade al follar eso que llamamos amor (y que, según los psicólogos evolutivos, es una mezcla de estrategias reproductivas y compatibilidades químicas de cierto tipo, entre un macho y una hembra de nuestra especie). Siguen presentes todos los placeres del acto, de la carne, de nuestra grandiosa red neuronal, y por supuesto está muy presente el universo ajeno a nuestro yo en el cerebro, que despliega en ese sublime momento todas las artimañas propias de la sopa eléctrica y química que somos.
Sin embargo, a pesar de sentir todas esas maravillas, tenemos la impresión de que hay algo más.
Que nadie pronuncie la palabra “espíritu” o “alma”. Ya sabemos que no existen, que son artefactos culturales de ficción. Han sido muy útiles al proceso de civilización, no lo negaremos, pero no son reales. Sin embargo, no cabe duda de que follar con amor es un fenómeno curioso y de difícil explicación. Al menos para mí. Uno está haciendo lo mismo que hace siempre (metiéndola, sacándola, chupando por aquí y por allá) pero sucede que siente una emoción, un debilitamiento, un abandono, un embeleso, un arrobamiento. Y quiere fundirse (la literatura aquí es inevitable) con la persona con la que folla. Quiere, de cierta manera, perderse, quiere no regresar. También desea, a veces, comerse a la otra persona, pero esa es otra historia.
Follar con amor es una sensación fantástica y extraña. No quiero ponerme romántico para no hacer el ridículo o falsear las cosas o magnificarlas o razonar mediante moldes, que es lo que pasa cuando nos ponemos románticos.
Sabemos, eso sí, que el cerebro nos inventa y que el cerebro nos engaña. Constantemente. Pero de una manera especial, creo, nos engaña en eso que llamamos amor. Todos hemos experimentado la deliciosa conmoción que produce el cerebro y que consiste en hacerte creer que todo lo que tiene que ver con una persona que acabas de conocer es maravilloso y que ya no puedes estar sin verla ni un momento. Todos hemos pasado por ahí. Y todos sabemos cuando pasa la engañifa de nuestro cerebro, nos rompemos la cabeza tratando de explicarnos ¡cómo nos hemos engañado tanto! Cómo hemos podido estar tan equivocados.
Pero no es culpa nuestra, naturalmente, es nuestro cerebro y en general nuestra sopa química, timándonos y manejándonos a su antojo. Es decir, según sus planes, que no necesariamente son los nuestros. Lo que llamamos “yo” no es más que una parcela diminuta en medio de la galaxia que es nuestro cerebro.
Según los científicos (Eagleman), eso que llamamos amor suele durar alrededor de tres años, antes de empezar su declive. Estamos programados “para perder el interés en una pareja sexual después de que haya pasado el tiempo necesario para criar un hijo, que es una media de cuatro años”.
No lo dudo. Pero.
Qué pasa cuando no se desvanece la engañifa y la engañifa se torna permanente. Cuando pasan los años (tres, cuatro, seis, diez o doce o veinte años) y sigues sin poder alejarte de la otra persona sin añorarla, cuando pasan los años y sigues pensando que su olor es el mejor perfume que existe, cuando pasan los años y sigues queriendo follar con esa persona por encima de todas las otras personas. (Ojo, no digo que no quieras follar con otras u otros, digo que si tienes que elegir siempre eliges a esa persona para follar por encima de cualquier otra). Qué pasa cuando pasan los años y sigues creyendo que sus ojos son los más bellos del mundo y su boca la más olorosa y su saliva un dulce jarabe y el sabor de su chocho superior, muy superior, a cualquier manjar imaginable.
Qué pasa. ¿Cómo se explica eso? La respuesta tiene que estar en nuestro cerebro, porque no hay nada fuera de nuestro cerebro. Lo sé.
Seguro que nuestro cerebro tiene capacidad para engañarnos permanentemente, a largo plazo. Bien. ¿Pero por qué lo hace? Ya no hay ninguna cría de la que ocuparse.
Bueno, me digo, cuando pienso en el asunto y no puedo llegar a una conclusión satisfactoria: ¡qué más da por qué lo hace nuestro cerebro, qué más da que el amor sea un invento suyo!
Eso. Qué más da.
Y pasan los años. Y llega una tarde de invierno, quince años después de haberte visto por primera vez. Y estamos en casa y me abrazas y dices:
—La vida es maravillosa cuando estoy contigo.
Y sigo sin saber por qué follar con amor es insuperable, e ignoro, claro está, por qué eso que llamamos amor, contra todo pronóstico, puede durar toda una vida. No obstante, sé que soy feliz cuando dices la vida es maravillosa cuando estoy contigo. Cualquier cosa que sea eso de ser feliz.
Y te beso. Y mi pequeño yo se regocija en las vastedades de mi gran cerebro."

Juan Abreu, "Follar con amor"

(...más de Jot Down Cultural Magazine, aquí)





viernes, 8 de marzo de 2013

De profundis



Si vais por la carrera del arrabal, apartaos, no os inficione mi 
pestilencia.
El dedo de mi Dios me ha señalado: odre de putrefacción quiso 
que fuera este mi cuerpo,
y una ramera de solicitaciones mi alma,
no una ramera fastuosa de las que hacen languidecer de amor
al príncipe,
sobre el cabezo del valle, en el palacete de verano, 
sino una loba del arrabal, acoceada por los trajinantes,
que ya ha olvidado las palabras de amor,
y sólo puede pedir unas monedas de cobre en la cantonada.
Yo soy la piltrafa que el tablajero arroja al perro del mendigo,
y el perro del mendigo arroja al muladar.
Pero desde la mina de las maldades, desde el pozo de la miseria,
mi corazón se ha levantado hasta mi Dios,
y le ha dicho: Oh Señor, tú que has hecho también la podredumbre,
mírame,
yo soy el orujo exprimido en el año de la mala cosecha,
yo soy el excremento del can sarnoso,
el zapato sin suela en el carnero del camposanto,
yo soy el montoncito de estiércol a medio hacer, que nadie
compra,


y donde casi ni escarban las gallinas.
Pero te amo,
pero te amo frenéticamente.
¡Déjame, déjame fermentar en tu amor,
deja que me pudra hasta la entraña,
que se me aniquilen hasta las últimas briznas de mi ser,
para que un día sea mantillo de tus huertos!



Dámaso Alonso, Hijos de la ira.



miércoles, 27 de febrero de 2013

La primera persona


" (...) Ahórrate esfuerzos, toda la literatura del mundo está en primera persona, incluido el manual de la autoescuela. Amor mío, ¿para qué quieres un pronombre si ya tienes un nombre? La primera persona es estar vivo y los otros son siempre los muertos (sí, ya lo dijo Amenábar haciéndose aire con un número de Rufus). Cielo, sujétame la muleta que te voy a contar. Creo que sigo vivo, pero eso es lo de menos. ¿Has leído cosas de las Cruzadas? Pues yo vengo de antes. Vengo de cuando en los kioscos había libros de bolsillo y tebeos baratos. Vivía en un país que no era más grande que un parque con un chaval pinchándose en un banco. Es muy complicado ir todos los días al parque sin caerse del columpio. Es imposible que un héroe no encuentre a su heroína. Entonces todo el mundo era muy pobre, igual que ahora (por eso tú y yo nos queremos tanto). La gente era tan pobre que lo único que tenía era la primera persona. Cuando íbamos al colegio y la maestra nos daba la gramática nos decía: “los pronombres; bah, los pronombres, eso son cosas de ricos.(...) ”

Javier Pérez Andújar, La primera persona


Esta y otras delicias en El Butano Popular









viernes, 8 de febrero de 2013

SaliMos

NOTA DE PRENSA DE LA COORDINADORA LA COMPLU EN LA CALLE:

LA UNIVERSIDAD MADRILEÑA SALDRÁ A LA CALLE EL PRÓXIMO 9 DE MARZO.

EL SÁBADO 9 DE MARZO CIENTOS DE PROFESORES DE TODAS LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS MADRILEÑAS, MÁS UNED Y CSIC, SALDRÁN A LA CALLE A IMPARTIR CLASES PARA REIVINDICAR SU LABOR COMO DOCENTES E INVESTIGADORES Y PARA PROTESTAR CONTRA LOS RECORTES EN DOCENCIA E INVESTIGACIÓN, LA SUBIDA DE TASAS Y LA PRIVATIZACIÓN DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA.

LA ACCIÓN SERÁ ORGANIZADA POR COORDINADORAS EN CADA UNA DE LAS UNIVERSIDADES, AGRUPADAS A SU VEZ EN UNA COORDINADORA CENTRAL, “LA UNI EN LA CALLE”.

EN UNA PRIMERA ESTIMACIÓN, SE CALCULA QUE AL MENOS 400 PROFESORES IMPARTIRÁN CLASE EN LA CALLE Y EN OTROS ESPACIOS ABIERTOS AL PÚBLICO DE TODA LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE MADRID.



Seguiremos informando.




jueves, 31 de enero de 2013

Volver, I



Tienen dieciséis años como dieciséis soles, como los (más de) dieciséis cubatas con los que he prometido emborracharme si logro salir viva de estos meses de turista en la adolescencia.

No escuchan, algunos ni hablan. No atienden, no piensan, no les interesa nada. Quizás tenga que ver con que no puedo parar de sonreírles, de observar y sonreír con disimulo a mi yo del pasado, con la mirada fija en algún punto de la mesa del profe viéndome a mí misma como alumna con la mirada fija en algún punto de la mesa del profe. Aprendo ahora que un profe es sólo un alumno estirado en el tiempo.

Lo más curioso, lo más bonito quizás, es que todo sigue igual. Ahí siguen las mismas mesas verdes tatuadas de iniciales anónimas, cimientos del ensueño en clase de matemáticas. Corazones geométricos y letras anguladas, tus iniciales y las de ese tipo del fondo sur del aula, el más punki y más rastudo y más lleno de piercings, al que has conseguido hechizar con tus gafas de culo de vaso y tu firme personalidad de filóloga en ciernes. Si ni te mira el culo, piensas, y vuelves a la trigonometría inútil, agarrándote a la vocación, el ancla a la felicidad en tu mundo de plastilina. Idiota, me diría ahora, que soñar no es gratis, que seis años es demasiado por que el pasado te dé una hostia de las que dejan marca.

Porque seis años he tardado en volver y aquí todo sigue igual. Las pizarras siguen siendo esas verdes ventanas a la vergüenza y al miedo de que todo lo que hagas puede ser utilizado en tu contra. Todo sigue sucediendo en la pizarra y en su perímetro de inseguridad. En la pizarra se precisan las fantasías de las erecciones nocturnas, se recrean las desigualdades y se mascan las tragedias.

Y qué bonito es tener un huequito en esa realidad en miniatura, ser parte de la frontera de esos cuerpos crudos con sexo de menos y vida de más. Sí, eso es sin duda lo más bonito. Lo más bonito es pensar que no hace tanto.

Que no hace tanto.




lunes, 21 de enero de 2013





Convertirse o subvertirse en este año de mierda en que me resbala la pedagogía, en que hago de mis espinas un método de abstracción. Y es lo que hay.  Abdico de mi vida para entregarme a un mañana de luchas y deudas. Preveo salidas de tono. Procrastino con ganas y lo asumo como forma de vida. Perjuro el futuro en junio. 

Dedico mis exquisitos ratos libres a rellenar mi currículum como quien rellena un sudoku sucio de un vagón de metro. Y a un máster inservible. Se me  hace costra la madurez sobre la ropa de andar por casa. Me macero en literatura de serie B. Reboto en mis agujeros.

Así me han llegado los 25, fabricando un día a día con píxeles de un pasado mejor. En ocasiones rumio alguna versión urgente de mí misma. Entonces me siento infiel porque aquí permanezco, poniéndole los cuernos a mis sueños en esta ciudad que se me agrieta encima, en esta galería de los errores que emana farsa cervantina. En este lugar donde parece coagularse el futuro más allá de los tornos de la RENFE. En este lugar donde, paradójicamente, sólo me quedan

         palabras.